jueves, 7 de marzo de 2013

BESAMANOS


     Busca en tu recuerdo y haz callar al hombre cobarde de todos los días. Sólo el silencio mueve las horas y el incienso empieza a escocer en los ojos y en el espíritu. Asómate al vértigo de la Verdad inminente y demuéstrate a ti mismo que aún existen tiempos de gloria. La luz, hirviendo de pasiones, palidece y se enfría. 

     Alza la voz en tu mirada y deja que te penetre los ojos vacíos de la madera y la sangre hasta los mismos mármoles de tus madrugadas. Se derriten las manillas del reloj de esa tarde y se para la vida en el beso que queda. En ese instante donde reside la eternidad buscarás la respuesta y apresarás la mano de tu recuerdo para sentir el pulso de la caoba, el latido de ti mismo que va a encontrarse con el niño que fuiste, con el hombre que eres. 

     Cuando te des la vuelta de camino a tu casa, caerás en la cuenta que únicamente eres el tiempo que te queda pero sabrás, en lo más profundo de tu corazón, que en esa mano que detiene el universo se halla la luz de tus días.

Jarevalo

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