sábado, 7 de abril de 2012

Azahares de inquietudes

            Incluyo hoy en este espacio un texto en prosa que nos presenta, de forma interesante, el anuncio de una Semana Santa atemporal. Es éste el autor de las pequeñas cosas, el observador de lo pequeño, que es capaz de encontrar en el corazón de ellas instantes de un tiempo siempre viejo y siempre nuevo.



            Anoche paseando por tus calles, sentí tu ausencia, sentí que algo faltaba, sentí que no me envolvías, tu no presencia me hacía sufrir y, así, perdía la paciencia. Sentí celos, celos al ver cómo en otros rincones de Andalucía ya adornabas la primavera inundando calles y plazas con tu interminable botonadura blanca.

            Pero hoy volvía la vida, hoy sentí tu extraña presencia, aún tímida, recelosa, quizás melancólica, como si quisieras retener los días y las horas. Hoy se me llenó el alma, hoy me embriagué de ti, hoy al recorrer el querido rincón de Palma, se mezclaban los olores del incienso con el de la flor de la naranja y hoy sentí que por fin llegaste, por fin quisiste venir a mí para ser como siempre pregonera de mi Semana Santa.

Mar de Rota


                                                                                                                                       


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